Mientras lucho por sacudirme la sensación pesada de que este va a ser un final de año especialmente duro, y busco ( por pura inercia) razones para creer en los seres humanos en un momento en que no puedo, por más que quiera, encontrar ninguna, me topo con dos luces:
Una desconocida envía amor desde su casa, llena de él, para quien lo necesite a través de la red. Y, aunque es una mensaje genérico, resulta tan auténtico, que me sobrepasa. Luego, encuentro esto. Y se hace el silencio.
Feliz Noviembre.
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